Cuando me propusieron hacer 35 horas seguidas de entrevistas, mi sorpresa fue de tal calibre que le pedí a mi interlocutor 48 horas para responderle. Hablé con mi mujer, que durante muchos años ha hecho guardias en urgencias de 17 y 24 horas, y me dijo que iba a ser muy duro, pero que por qué no intentarlo. El objetivo era conseguir un récord Guiness, que en ese momento estaba en manos de un escritor noruego que había estado charlando…
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